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Detalle prensa

21-01-2022

Noticia

Investigaciones tras la ruta del tráfico de armas

Más de mil armas fueron incautadas durante el año 2021 por la Policía de Investigaciones. Un análisis de la Brigada Investigadora del Crimen Organizado Metropolitana (Brico) identificó los principales fenómenos delictuales presentes en el mercado ilícito de armas en nuestro país.


Este 21 de enero, la Brico cumple 23 años como unidad especializada en investigar hechos en los que existen indicios de la participación de delincuencia organizada, siendo el tráfico de armas una de sus expresiones. Es en este contexto que el mencionado informe hace una aproximación a diversos fenómenos presentes en Chile, a partir de los casos que incluyen entre sus resultados el hallazgo de armas.

En el documento se consigna que, considerando los últimos 5 años, hay un incremento general en la incautación de armas, con su peak en 2020, año en que la cifra se elevó a 1.179 unidades. Por el contrario, el año con menor cantidad fue 2018, con 931. (Ver gráfico N°1)

Según el tipo de delito al que se vinculan, aquellos contemplados en las leyes de armas y de drogas se encuentran en los primeros lugares de este ránking, hecho que se aprecia en los dos últimos períodos anuales. (Ver gráfico N°2)

Del mismo modo, al observar los años 2020 y 2021, se aprecia un predominio de pistolas, revólveres y escopetas. (Ver gráfico N°3)

Sobre la base de este último dato, los analistas de la Brico también precisan que se ha detectado una preferencia por pistolas de marca Glock, que se explicaría por una serie de factores como calidad, facilidad de uso, precio, la cantidad de accesorios disponibles y una alta valoración por parte de lo que se conoce como “narco-cultura”.

El estudio también hace referencia a una tendencia creciente en el uso de armas de fogueo modificadas, reflejada en un aumento considerable en las incautaciones de las mismas. (Ver gráfico N°4)

Respecto a este aumento, los analistas apuntan a la conveniencia que representa su costo para los delincuentes. Incluso considerando que su precio final, cuando se encuentra modificada y operativa, puede superar incluso cuadruplicar el valor original, éste se encuentra por debajo al de un arma convencional. A la fecha, su uso se ha vinculado en delitos graves como robos, homicidios o enfrentamientos en el contexto de tráfico de drogas.

Éste sería solo uno de los mecanismos por los cuales la delincuencia y el crimen organizado se abastecen de armas. El estudio también identifica el uso de testaferros o “palos blancos” contratados para comprar armas en el mercado legal; el robo de armas desde los lugares donde se comercializan (para defensa personal, caza o colección, entre otros); la fabricación artesanal, o “hechizas”, donde se han identificados talleres clandestinos; la desviación de armas de fuego y/o munición donde personas debidamente inscrita transfieren estos elementos a terceros, sin los permisos correspondientes, y la internación de armas.

En este último caso, destaca la operación “Houston”, donde se desarticuló una organización criminal compuesta por ciudadanos chilenos que ingresaban armas desde Estados Unidos, mediante encomiendas, y ocultas entre artículos electrónicos.