De tanto en tanto, nuestro país nos recuerda que estamos ubicados en un territorio propenso a desastres que, entre otros aspectos, ponen a prueba las técnicas investigativas de los equipos que deben buscar la verdad tras estos hechos, brindando así tranquilidad y seguridad a la comunidad.

 

La serie de siniestros registrados los primeros días de febrero en las regiones de Valparaíso, O'Higgins, Maule, Biobío y Los Lagos concentraron su mayor gravedad en la primera de estas zonas geográficas. Más de 4.798 damnificados, 131 personas fallecidas y 7.315 viviendas dañadas, dentro de las cuales 7.066 fueron completamente destruidas, según la más reciente actualización del resumen nacional de incendios forestales publicado a las 08:07 horas de hoy por el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred).

Desde el inicio de la emergencia, el viernes 2 de febrero, la Policía de Investigaciones puso a disposición sus capacidades humanas, investigativas y técnicas para esclarecer los hechos. De acuerdo al prefecto inspector Guillermo Gálvez, jefe de la Región Policial de Valparaíso, a partir de ese momento, la Brigada Investigadora de Delitos Contra el Medio Ambiente y Patrimonio Cultural (Bidema) tomó contacto con la Fiscalía Regional, dando inicio a las diligencias en la zona ubicada a la altura del kilómetro 91 de la ruta 68.

A medida que los focos y el fuego aumentaron llegando a diversos sectores poblados, se destinaron mayores recursos para la labor policial y “desarrollar las diligencias pertinentes tanto para esclarecer su origen y causa, como también para ubicar a las víctimas atrapadas por esta catástrofe”, indicó.

Las labores in situ fueron lideradas por investigadores de las prefecturas Policiales Viña del Mar y Valparaíso, junto al Laboratorio de Criminalística Regional (Lacrim). Sin embargo, la magnitud de esta tarea requirió un refuerzo con personal proveniente de las tres Brigadas de Homicidios de la Región Metropolitana y de los Lacrim Iquique, Antofagasta, La Serena, Rancagua y Central.  

Para contribuir a la localización de personas perdidas, se sumaron los equipos altamente especializados de las brigadas de Ubicación de Personas Metropolitana y de Adiestramiento Canino. Asimismo, entre el 6 y 9 de febrero, la Central Móvil de PDI Valparaíso se trasladó hasta los sectores más afectados para recibir denuncias y/o antecedentes.

Criminalística Subacuática

A este despliegue, que requirió de una cuidada articulación entre los equipos investigadores, se sumaría un nuevo desafío. Cuando el país aún se encontraba en Duelo Nacional por las víctimas de los incendios, una nueva tragedia lo conmocionaría.

El 6 de febrero, en el sector de Ilihue de la comuna de Lago Ranco, el ex Presidente Sebastián Piñera Echenique falleció en un accidente aéreo. La investigación para determinar la causa y origen del mismo requeriría la coordinación interinstitucional del Ministerio Público con la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), la Armada de Chile y la PDI.

Los equipos investigadores se trasladaron hasta la zona lacustre donde las pericias se llevarían a cabo en dos etapas. Durante la fase uno, buzos criminalistas del Departamento de Operaciones Subacuáticas (Deosub) llevaron a cabo la fijación del Sitio del Suceso, realizando el registro de imágenes de la aeronave sumergida usando tecnología que permitiría seguir en vivo las maniobras. Una vez concluida esta labor se llevaría a cabo la extracción del helicóptero para ser analizado por la DGAC.

Sumergidos a más de 25 metros de profundidad en el Lago Ranco, este equipo de la PDI llevó a cabo labores similares a las que realizan los peritos en tierra en cuanto al tratamiento de la evidencia, sorteando las dificultades que el medio acuático presente para ello, según explica el subprefecto Elian Verdugo, jefe de la unidad.

“Tenemos una línea de trabajo similar al Equipo de Reacción y Búsqueda de Evidencia Sub-acuática (USERT) del Buró Federal de Investigación (FBI) de Estados Unidos, encargándonos del tratamiento de la evidencia que se recupera del medio acuático como, producto de ramificaciones de los casos que llevan los oficiales de campo. Ello requiere trabajar coordinadamente con los equipos de superficie”.

“El 70% de las concurrencias del Deosub son en tenor de la búsqueda de indicios y evidencias. El tratamiento de esa evidencia es bajo estándares institucionales de criminalista. Ello ha requerido dotarse de equipamiento tecnológico de punta. Actualmente contamos con un robot y cámaras subacuáticas. También tenemos un simulador del Sitio del Suceso que nos permite desarrollar e implementar protocolos de trabajo”, precisa el subprefecto.

Actualmente, el Deosub es el único de su tipo en Sudamérica y además de la búsqueda de indicios y evidencias, mantienen como áreas de servicio aquellas vinculadas al narcotráfico marítimo, patrimonio cultural sumergido y contaminación medioambiental subacuática.

De esta forma, la coordinación y el trabajo en equipo desplegado en la zona centro y sur del país, en los días recientes, dan cuenta de cómo la excelencia operativa se vincula con el desarrollo e innovación en estrategias, así como con potenciar la investigación profesional y especializada sustentada en evidencia criminalística, que son parte del objetivos estratégicos de la PDI.